viernes, 22 de enero de 2010

Por fin una San Silvestre desde el otro lado...

Denostada por unos y alabada por otros...

Por fin he podido correr, junto con miles de personas, el último día del año. Y creo que este detalle es uno de los que hace que esta carrera sea especial y muy diferente a las del resto del calendario.

Un par de horas antes del comienzo, llevo el coche a Vallecas y saludo a antiguos compañeros que hacía un mes que no veía. Quién me iba a decir hace unos años que llegaría a echar de menos Vallecas... Con todo lo que tiene y cómo se te mete dentro.

Y allá vamos, en la furgo camino de la salida. Al llegar a Concha Espina ya formas parte de la fiesta. Sí, una vez allí, te das cuenta de que ese día no podrás competir; ni contra el de al lado ni contra el crono. Ese día es para disfrutar de todo lo que te rodea.

Y de la mano de Isma, con todo el apoyo logístico, como siempre, me dispongo a pasar los controles para ubicarme en el cajón correspondiente. Tras arduo esfuerzo ya estamos calentando en vertical , pues hay tanta gente esperando la salida junto a ti, que resulta imposible preparar los músculos para lo que se avecina. Con frío, mucho frío, y cinco minutos antes de comenzar la carrera, lluvia. Mucha lluvia.

Pistoletazo de salida. Los primeros metros, con no pisar a nadie ni que te pisen, tienes bastante. Y pasito a pasito, cuando me quiero dar cuenta, multitud de granizos vienen a por mí dispuestos a descalabrarme (eso es lo primero que pensé).

Y calaíto hasta más no poder y con los pezones sangrando (literal) como si les fuera la vida en ello, hago la carrera "solo", adelantando y viendo cómo me adelantan Bob Esponja, un bebé, jugadores de rugby, un tío en pijama y demás disfrazados para la ocasión.

Ah, y la camiseta de este año, me encanta. Y mira que ha sido criticada... Para mucha gente, esta carrera es todo menos eso, una carrera. Porque el purismo que atesoran les impide situar al mismo nivel carrera, espectáculo y diversión, que en definitiva, es lo que es la San Silvestre.

El cachondeo duró hasta llegar a casa porque hasta de un atascazo impresionante en Vallecas se saca petróleo si te juntas en el coche con Cristi, mi hermana, ML, Pepe, Isma y Pajares. Para Isma será inolvidable esta carrera; llegó con dignidad a su casa por lo pelos.

Y una vez que corres la San Silvestre, ya estás atrapado. Tras cruzar la meta, tus primeros pensamientos van para el cuadrante del año que está a punto de comenzar y piensas: "El año que viene tampoco curro, así que repito".

¿Te animas a correrla conmigo?

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